Un corazón roto…que vida de desdicha sin el. El corazón ya casi sin latir pero se siente tan grande por tanto dolor que quiebra los brazos. Oh desdicha, ya me canse de tenerte de huésped en mis puertas. Que me acoses cada vez que él me mira, y que me espantes al escucharlo hablar.

Camino de la mano con la tristeza, porque me platica que ese joven no es para mí. Qué impotencia. Dios Santo, hasta de ti me olvidé por él. Me perdí en el camino, mis pupilas me llevaron un fascinante fantasma que nunca podré tocar. Me acaricia la nostalgia, me tienen atrapada esos pesares que se sienten cuando se está sola, con esas cadenas invisibles de bronce, que rasguñan la piel, y beben el sudor del miedo de no poder escapar del mortal peligro de amar.

Carne imperfecta, que muere, que peca, que siente dolor, se enferma. Y enferma estoy…enferma de amor, qué estupidez! Pero lo acepto, y así es.

No sentiría esto si te tuviera conmigo, no escribiría ahora estas palabras, sería una cursi romántica y sería feliz. Lo sería pero no es así. Ahora vivo por ti este suplicio que todos tenemos que sentir, donde la fortaleza y la debilidad están en constante lucha. Y todo es para nada, y se vuelve todo de pronto. Termina en una confusión donde de nuevo se vuelve a escribir la misma historia…y nunca termina hasta que se encuentra un consuelo, una ilusión que también se llama amor.

Brillante y valiente caballero…leerás esto y sabrás que es a ti a quien le escribo?...

 

                                                                                                 Bosshmar

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